En el ámbito educativo, esa isla que muchos se empeñan en mantener estática, preside actualmente un afán por la búsqueda de diagnósticos que acaben con la ansiedad de los profesionales a su servicio. Uno de estos diagnósticos es el TDA y el TDAH, ¿pudieran ser éstos fruto de las nuevas codificaciones de la información consecuencia de la realidad digital a la que asisten los pupilos? ¿Existe un desnivel entre la realidad actual, veloz, que requiere un pensamiento multimedia y las demandas de una educación basada en los saberes enciclopédicos y las actitudes estatistas? ¿Qué se sacrifica con la actual defensa de la educación competencial? ¿Qué papel juega el maestro actual:facilitador o poseedor de saberes, como en el modelo anterior? ¿Es posible aprender actualmente sin recurrir a Google? Finalmente este tipo de diagnosis implanta una nueva manera de marginar a aquellos alumnos que no hacen sino tratar de movilizar al adulto en su necesidad por conocer el mundo que le rodea...una oportunidad para acompañarlos que pocos aprovechan.