Es en aquellos
modelos polarizados, donde el bien y el mal, lo blanco y lo negro, lo deseable
y lo indeseable, se convierte en el escenario donde adiestrar la mirada de las
nuevas generaciones, domesticar sus mentes. Se da por sentado que eso es lo que
debiera ser, sin generar una mirada relativa hacia la existencia, donde domine
el conocimiento.
Nos rodea un
positivismo absurdo, en donde las frases y mensajes absolutos generan una
mirada sobre la vida llena de anclajes hacia lo único deseable, tornándolo
necesario para vivir. Se genera un mundo anhelado, se homogeneiza la
existencia. La comunicación se torna relativa ante la cantidad de mensajes por
minuto en las redes sociales. No existe el tiempo de gestionar las emociones
porque no es necesario. Y ahí es donde surge la necesidad de recurrir a esos
anclajes lingüísticos llenos de positivismo.
Son aceptados, sin más y son deseados, guiando además nuestras emociones.
La polaridad crea
la selección social natural de este modo. Están los que adiestrados en este
modelo hacen éste sea normativo. Y están los que la polarización ha castigado
al exilio, al margen, a la no pertenencia, y por ello son considerados desde
extraños hasta peligrosos.
Sin duda esta
cosmovisión polarizada no ayuda a generar conocimiento en las generaciones
venideras, ni toma de decisiones basadas en la propia voluntad. Se encuentran sumidas
en el caos de la comunicación digital como única manera de socialización y están
siendo adiestradas en este absurdo positivismo.
Lo genuino es
relegado a la liminalidad, al margen, a aquello que no pertenece. Es el apogeo
del pensamiento único, que no cesa. Todo conforma una argamasa social cuya
ansiedad es apagada en base al consumo global.
El combustible
del sistema del pensamiento único proviene de la retroalimentación entre
consumo y adiestramiento.
Los espacios
sociales lo son porque lo dicta el sistema, no por generación espontánea, ésos
son rápidamente neutralizados para no generar otra cosa que no sea pensamiento
único: más combustible. Son espacios de exhibición comercial. Consumes: eres.
Las redes se
han convertido, gracias a quienes trabajan en ellas, las idean, las crean, las
pagan, las consumen; en el núcleo de la maquinaria. Allí es donde se genera la
polarización, lo global como deseo. Los algoritmos del Big Data son los que
guían nuestros deseos y emociones…No ya la voluntad propia.
Aquello que es
inclasificable pertenecería al estrato de lo romántico e incluso se recurre a
ello como expedición a lo desconocido. Fines de semana románticos, experiencias
campestres, vida rural por un día, etc; son numerosos ejemplos. Sería
interesante hacerle saber a un campesino que sus congéneres citadinos lo ven
como una atracción de feria.
La dificultad
estriba en cómo generar conocimiento en los niños y adolescentes con las mismas
herramientas, pautadas, estudiadas y medidas que ofrece el sistema. Imposible.
Quizá sea el espejismo de las nuevas pedagogías que venden un holograma de todo
esto. Nuevas pedagogías mesiánicas que anuncian posibles nuevas rutas a viejos
destinos: disciplina y productividad que sacrifican creatividad y consenso.
Ciertamente, una manera de generar preguntas
en el individuo y que lleva a crear tejido social es trabajar con y por el
otro, conocer con quien se comparte; crear espacios de verdadero encuentro que
aboquen al surgimiento de ideas. La energía surge del choque también y, de
paso, ayuda al conocimiento de la vida desde la experiencia con el otro.
No es ninguna
solución, sino un camino auténtico en donde crear apoyo social, que es del que
podría valerse el individuo para crecer. Si nos construimos en base al otro,
conozcámoslo y creemos juntos, crezcamos juntos.
El
adiestramiento y la formación no son modelos colectivos, sino de
colectivización de una única manera de conocer la vida, dictada por un ente
superior, sea el que sea. Ya bien lo sabe y aplica desde hace siglos la
religión, encargándose de aglutinar las incógnitas y miedos humanos guiándolos
en la dirección deseable.
¿Qué ocurriría
si esa guía proviniese del núcleo del entramado social? Las experiencias nos
dicen que ya desde el neolítico la apropiación de saberes llevó al poder y con
ello, se instauró esa necesidad de guía para la colectividad, y fue también así
que surgió la colectividad como ente, que dirigiría sus pasos hacia lo
deseable.
En el siglo que
vivimos pareciera que existe una mayor fuerza en cuanto al adiestramiento de
esa fuerza social, vuelve el neolítico de las mentes, guiadas por el consumo…