No se ofenda usted señora mascletà, adalid del ruido, si en estos próximos meses escuchara a algunos que se las dan de petardos y petardas, ofreciendo a la plebe soluciones populistas para conseguir permanecer en el poder.
Créame, usted sigue siendo única. Estandarte de la efervescencia colectiva que, gracias a sus estruendos acabamos todos sintiendo la unión por aquello que desordena un orden establecido.
No se extrañe, repito, si otros tratan de subir al cielo silbando mientras miran hacia abajo con desprecio. Usted sabe que acabarán por explotar. Otros mientras tratan de esquivar las llamas de la corrupción.
Sólo usted conoce a las masas, aquellas que sin ser la unión de las individualidades se convierte en algo informe capaz de cualquier cosa.
Usted sí que sabe, no como aquellos que tratan de dominar a esta masa con estupideces y promesas varias en un año que promete traer muchos ruidos y aún menos nueces.
Y créame si le digo por último, que yo estoy en ese embrollo pero no disfruto tanto como cuando le veo a usted manejarnos a su antojo. Sólo así me siento humano, parte del todo.
imagen de cendradigital.com
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