Expone Larry Wilson, director del Pecas River Learning Center que la mayoría de las personas encuentras en su vida numerosas situaciones en las que sencillamente no están dispuestas a dar el primer paso. Pero si aceptan dar ese primer paso, todo lo que sigue será bueno.
Es cierto que en este país nos ha costado mucho manejarnos en la incertidumbre y que somos una sociedad, la española, reaccionaria y que rebusca siempre en el pasado como modo de construir el futuro. El error parecería obvio en este aspecto, pero no hay nada como conocer la propia Historia de uno, de su entorno. Y la española no es para menos.
Cataluña está queriendo dar un paso hacia delante, hacia un futuro incierto, complejo, inexplorado y se encuentra con el miedo, la angustia y el freno de un Estado capaz de cualquier patraña con tal de impedirlo.
El progreso y el avance social serían dos fuerzas imparables sino fuese por la entrada en escena del miedo y el temor a lo desconocido. Se han ido generando movimientos en ambas direcciones en esta última década, en donde el avance social coloca su deseo en una realidad futura pero incierta, topándose con un miedo que trata de calar en el tejido social ayudado por mecanismos de comunicación y difusión.
Toda esta cuestión no se reduce a una dualidad, sino que es mucho más complejo puesto que la sociedad suele generar movimientos informes y sin rumbo fijo pero siempre con una inercia clara, la del avance. Arcaica sería aquella sociedad cuyos movimientos sociales buscasen el retroceso. Es quizá eso lo que está pasando ahora, lo viejo y lo nuevo viéndose frente a frente, aunque en realidad se traten de dos dialécticas muy diferentes y direcciones opuestas, por lo que el anhelado diálogo del que tanto se habla en estos días está truncado.
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