El músculo social catalán

Encima de la mesa se encuentran todas y cada una de las piezas que componen este compleja partida que es el tema de Cataluña. La gente, los ciudadanos, los que deambulan sus calles, han vuelto a mostrar la pasta de la que están hechos: el seny, el sentido común. Esta población ha sido educada e instruída en ese sentido común durante toda su larga Historia y en momentos de emergencia lo saca a relucir como colectividad con todo el desparpajo que sea necesario. También es cierto que aquellos que han conocido únicamente el miedo y la represión airean estos días sus comentarios sobre Cataluña con un inusitado descaro (muestra de ello son las declaraciones del roído personaje A. Guerra, que ha tildado a la educación catalana de prefascista).

Numerosas consignas y vítores han sido coreados y escuchados en estos días en las múltiples movilizaciones que han puesto de relieve la repugnancia a la violencia como modo de espectáculo de poder. 

Los peones de esta partida ya han hecho su movimiento, movilizándose como músculo social informe que pone en grito en el cielo sin importar dónde vaya a parar. 

No es una cuestión política o independentista sino humanista. La sociedad entiende que ciertos mecanismos internos son intocables, y la dignidad es uno de ellos. Sudor, sangre, lágrimas, todo ha formado parte de un espectáculo conocido en este tipo de situaciones, poco sorprende. Lo que se está jugando es algo más, pero esta vez le toca mover ficha a las piezas que están detrás de todo esto. Señores, a trabajar. Nosotros ayer ya lo hicimos...



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