Decía Bertol Bretch que desde el poder se argumentaba que cuando el pueblo no funciona o no sirve a su cometido, lo que se debe hacer es disolverlo y elegir otro. No es un chiste...es quizá el mundo al revés que parece ser cada vez más real.
La política llena, inunda y plaga la realidad como si fuese lo único que debe interesar al ciudadano. Si bien éste es llamado ciudadano sólo cuando interesa, ¿por qué hemos de llamarlos políticos a ellos, si realmente no hacen política?
Seguro que nuestra realidad es más rica en cromatismos que la dualidad que día a día nos proponen estos opresores gobernantes...¡vivamosla!
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