Sobre victorias, violencias y escuelas

Recorriendo los titulares de algunos diarios, encontramos noticias relacionadas con el acoso escolar, conocido últimamente como "bullying"(término acuñado desde la cultura anglosajona como medida de lo que es realmente grave, importante y, sobre todo, compartido por todos). 
El tono siempre sensacionalista y desmedido, no trata sino de generar un relativismo ante lo que es la raíz de esta situación: un sistema escolar autoritario y obsesionado con la disciplina. Si los preadolescentes y adolescentes son instruídos bajo el mando de una educación que no les permite encontrar sus propios límites, explorar sus capacidades, conocerse a sí mismos y su entorno, sino que queda validado un sistema basado en el bloqueo emocional, la productividad, el malentendido respeto a la autoridad (la autoridad  se gana, no se exige), entonces estos chicos y chicas encuentran en sus relaciones entre iguales un lugar donde drenar aquella presión  violenta a la que son sometidos diariamente. Posiblemente en su edad adulta sean obedientes, productivos y, sin duda, contenidos emocionalmente. Por lo que cualquier efecto que genere un stress será disparador de conductas agresivas. 
¿No será que esto lleva a una violencia de la que se valen las figuras de poder que ejercen de espejo ante esas frustraciones ganando adeptos a sus filas?  La prueba la tenemos en los resultados electorales de Estados Unidos. La conexión entre las mensajes del candidato y los sentires más profundos de la cuidadanía que le apoya, instruída en un modelo pedagógico basado en el autoritarismo y la ausencia de autogestión emocional, no puede sino recordarnos al siglo pasado, donde ocurrió lo mismo en la Alemania de mediados de siglo. Y aún seguimos sin entender la importancia de la educación...

Sobran las palabras al igual que las etiquetas cuando se trata de VIVIR.