Sobre la mirada hacia lo ajeno

La construcción social de lo ajeno, de lo que no nos pertenece o no consideramos nuestro y, a la misma vez, es sospechoso, peligroso sino más bien digno de desconfianza; es un hecho que en la actualidad goza de un estado de florecimiento feroz. La actual política de Estados Unidos o los actos terroristas perpetrados en Europa, ayudan a generar esa visión maligna de aquel que siempre está al acecho y se construye como al margen de una sociedad instalada en el bien común, la democracia occidental y el bienestar. Un bienestar creado y alimentado desde la domesticación de las masas por las grandes corporaciones y los grandes acuerdos económicos internacionales. 
Siempre que hay un grupo dominante, se genera la amenaza para perpetrar cierto orden y un estado deseado. Así se construyen los prejuicios, el racismo y el rechazo a aquello que no pertenece al grupo, que no es digno. La globalización comercial (la única globalización real), ha generado el falso espejismo de un estado global donde la democracia se erige como única manera de guiar a la sociedad hacia el bien, rechazando otras posibles formas de articulación del deseo social. De ahí que las políticas estadounidenses se hayan instalado en el aprovechamiento  vampírico de las riquezas naturales, arrasando cuan país fuese necesario. Basta con echar una ojeada a los escritos de Noam Chomsky sobre este aspecto y su análisis sobre Nicaragua, Guatemala o El Salvador. 
Seguimos perpetuando aquellos prejuicios que hacen ver al otro como amenazante y eso siempre se consigue a base de crear un discurso que resuene en las mentes de la clase trabajadora en los períodos de crisis económicas. Por eso aquellos ejemplos de países que llegar a plantear un modo de vida cuya democracia auténtica genera autosuficiencia en la gestión de los recursos, consenso social o articulación de un discurso basado en la justicia social; son modelos que se han de exterminar desde las estrategias globales llevadas a cabo por el gigante norteamericano y sus secuaces. Y si para que eso suceda se han de llevar a cabo estrategias de terror, bienvenidas sean.
La vacuna bien podría estar en manos de la educación, desmontando falacias e ilustrando sobre las realidades que mueven el mundo. Porque esta construcción hacia el otro no cesa, la vemos en el cine, en la prensa, en la publicidad, ...nos inunda. De ahí que se haga necesario bombear esa marea con conocimiento.  
"Agotados por el trabajo, horrorizados por el paro, angustiados por el porvenir, hechizados por la televisión, aturdidos por los tranquilizantes;los ciudadanos sufren un adoctrinamiento constante, invisible y clandestino.¿Pueden contar con la prensa, con ese recurso del ciudadano que a veces es llamado cuarto poder y que, tradicionalmente en las democracias, tiene por función principal desvelar la verdad y proteger a los ciudadanos contra los abusos de los otros tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial)? De hecho, para decirlo llanamente, no."

Ignacio Ramonet, Pensamiento único y nuevos amos del mundo.
"El rebaño desconcertado es un problema. Hay que evitar que brame y pisotee, y para ello habrá que distraerlo. Será cuestión de conseguir que los sujetos que lo forman se queden en casa viendo partidos de fútbol, culebrones o películas violentas, aunque de vez en cuando se les saque del sopor y se les convoque a corear eslóganes sin sentido, como Apoyad a. nuestras tropas. Hay que hacer que conserven un miedo permanente, porque a menos que estén debidamente atemorizados por todos los posibles males que pueden destruirles, desde dentro o desde fuera, podrían empezar a pensar por sí mismos, lo cual es muy peligroso ya que no tienen la capacidad de hacerlo. Por ello es importante distraerles y marginarles. (..)

La cuestión central, volviendo a mi comentario original, no es simplemente la manipulación informativa, sino algo de dimensiones mucho mayores. Se trata de si queremos vivir en una sociedad libre o bajo lo que viene a ser una forma de totalitarismo autoimpuesto, en el que el rebaño desconcertado se encuentra, además, marginado, dirigido, amedrentado, sometido a la repetición inconsciente de eslóganes patrióticos, e imbuido de un temor reverencial hacia el líder que le salva de la destrucción, mientras que las masas que han alcanzado un nivel cultural superior marchan a toque de corneta repitiendo aquellos mismos eslóganes que, dentro del propio país, acaban degradados. Parece que la única alternativa esté en servir a un estado mercenario ejecutor, con la esperanza añadida de que otros vayan a pagamos el favor de que les estemos destrozando el mundo. Estas son las opciones a las que hay que hacer frente. Y la respuesta a estas cuestiones está en gran medida en manos de gente como ustedes y yo."

Noam Chomsky, El control de los medios de comunicación.

La amnesia dirigida

"Es la desigualdad ante la ley la que ha hecho y  sigue haciendo la historia real, pero a la historia oficial no la escribe la memoria sino el olvido. Bien lo sabemos en América latina, donde los exterminadores de indios y los traficantes de esclavos tiene estatuas en las plazas de las ciudades, y donde las calles y las avenidas suelen llamarse con los nombres de los ladrones de tierras y los vaciadores de arcas públicas."

Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés.

Sobre el pensamiento único y la global-democracia

En esta tragicomedia actual del mundo global, donde los populismos llaman a los cada vez menos sutiles racismos y xenofobias, nos encontramos con una validación del sistema democrático como única vía de reflejo de las bien-intencionados deseos de democratización global. ¿Es realmente la única vía, cuando estamos asistiendo a este florecer xenófobo y violento? Recurro a Javier Sábada, donde en su obra La vida en nuestras manos argumenta al respecto que:

  "(...) nuestra sociedad necesita más fines, más proyectos, más ideales. Ha sido una verdadera trampa la historieta postmoderna según la cual la razón ilustrada, al haber hecho aguas por todas partes, nos ha dejado en tal indefensión que nuestro único objetivo consiste en aceptar, conscientemente, una deriva que no lleva a ningún sitio. A la debilidad postmoderna le han hecho eco inmediatamente todos aquellos rapsodas del capitalismo tardío para los cuales la historia se ha acabado en la supremacía incontestada del capital y de la forma (o, casi mejor, de la horma) democrática occidental. Sólo dentro de dicha horma tendría sentido cualquier proyecto."