“En el proceso de desacralizar y democratizar la cultura –que lógicamente es un proceso muy necesario– hemos hecho algo mal, porque de repente el nexo entre lo cultural y lo educativo se relaja, y da la demagógica impresión de que nadie tiene derecho a intentar enseñarle nada a nadie o a iniciar ese proceso ambicioso en el que, a partir del trabajo con las palabras, se aspira a ensanchar la visión del mundo de los receptores. A partirles el cráneo en dos cachos, como diría Kafka. Ya no queremos que un escritor o una escritora muy listos nos partan el cráneo. Preferimos la tranquilidad y sentirnos espuriamente iguales en el espacio de la cultura cuando vivimos en sociedades donde las brechas de la desigualdad son cada vez más bestias.”

Marta Sanz, LaMarea#57

Transhumanismo y redes

En la era tecnológica en la que nos movemos, aparecen en ciertos momentos mensajes futuristas que no hacen sino recordarnos la pasta de la que estamos hechos. Series como Black Mirror, Mr. Robat o películas como El Círculo o Connection, entre otras, no hacen sino poner de manifiesto  la pertenencia del individuo a un colgomerado social del que se le hace difícl escapar cada vez más gracias a las redes (término poco inocente y una metáfora en la que quedarse atrapado).

La vigilancia de unos hacia otros, pareciera tornarse una pesadilla al estilo Walking Dead cuando siempre ha sido aquello a lo que más le debemos temer: al otro. Si uno se construye en base al otro, ¡controlemos a ambos! Es el tejido del que se fabrica la desconfianza, el racismo, la xenofobia, etc.

Así plataformas digitales se encargan de "sugerirnos" contenidos, para crear un perfil del que no podemos escapar, aunque creamos lo contrario. Son las tretas del llamado transhumanismo, que se ha instalado en nuestras vidas para hacernos creer que podemos ir más allá de nuestra especie, de quienes somos.

Es el entretenimiento en el que se disfraza toda una maquinaria de poder peligrosa que nos tiene "en-red-ados" y entretenidos para robarnos nuestra identidad y guiarnos, creando conocimiento dentro incluso de nosotros mismos. Las opiniones se generan en base a esos contenidos que no están elegidos azarosamente.

EL hombre siempre ha tratado de dar explicaciones ante el misterio de la alteridad y hoy más que nunca ese misterio se desvanece porque aquel que es otro, adopta múltiples formas y te vigila...

La inteligencia se pone al servicio de esta vigilancia que se camufla en algo naïf que cualquiera puede tener acceso a través de un dispositivo.

Lo preocupante es la creación de un conocimiento colectivo que nos está llevando al desconocimiento de nuestra naturaleza misma...
Decía Bertol Bretch que desde el poder se argumentaba que cuando el pueblo no funciona o no sirve a su cometido, lo que se debe hacer es disolverlo y elegir otro. No es un chiste...es quizá el mundo al revés que parece ser cada vez más real. 
La política llena, inunda y plaga la realidad como si fuese lo único que debe interesar al ciudadano. Si bien éste es llamado ciudadano sólo cuando interesa, ¿por qué hemos de llamarlos políticos a ellos, si realmente no hacen política?

Seguro que nuestra realidad es más rica en cromatismos que la dualidad que día a día nos proponen estos opresores gobernantes...¡vivamosla!