Estudiantes...

Hoy miles de estudiantes salen a la calle en protesta por la situación compleja que viven: recortes en gastos en universidad, falta de infraestrucutras, etc. 
Quizá no sea como para tomárselo tan a la ligera cuando un colectivo tan numeroso, dueños de un futuro, se hacen preguntas, se molestan; no saben bien qué sucede pero intuyen, notan, saben que lo que ocurre no les gusta, no creen en ello. No es para tomárselo a la ligera cuando muchos de ellos tienen a alguno de sus familiares, quizá varios, desempleados e instalados en un discurso de depresión o padeciéndola. No es para obviar lo que pasa.
Mientras las fuerzas de brutalidad de la comunidad, nerviosos y alerta patrullan las calles (helicóptero incluído), también pendientes de la manifestación policial frente a la Convención mundial sobre móviles. La prensa por otro lado, muestra la cara más burlesca y violenta de este acontecimiento social como viene haciendo a cada momento.
Una realidad bipolar en una ciudad llena de contrastes...mientras unos luchan por un futuro mejor otros lo compran desde sus pequeñas pantallas táctiles.

Nuevos testimonios de brutalidad policial...

Por si algunos no saben en dónde estamos, este país llamado España, que se jacta actualmente de volver al pasado en donde se primaba la educación privada, se recortaban derechos sociales y demás atrocidades, ha vivido hoy un nuevo capítulo de violencia policial sacado a la luz por los medios de comunicación, que urden lentamente la narrativa de la actualidad, de su actualidad; ponen de manifiesto el estado policial por el que transita nuestra vida cada día, en donde la protesta, que nunca ha de ser validada por ningún ente superior - llámese Estado o como quiera que sea-, es puesta en cuestionamiento por un exceso de opiniones, por un raído tejido de dialéctica social en donde lo importante es abrir la boca, salga lo que salga de ella.
Y son jóvenes, porque han de serlo, porque muchos otros están ya con las espaldas demasiado corvadas de agacharlas, o impregnados de un postmodernismo que todo relativiza e inmoviliza las acciones. Y es en Valencia, la cuna de la corruptela y la facha, lamentablemente en una tierra que cada vez se conoce por estas tramas.

El juez...

que ha sido capaz de poner las cosas en su sitio está sufriendo el gran acoso y derribo de un sistema que trata a los grandes pensadores como terroristas, mientras vemos cómo las grandes corruptelas se pasean por el escaparate nacional. ¿Y ésta es la gran España que tenemos? Y estos son los políticos a los que votamos...y la justicia que tenemos. La imparcialidad quedará ahora relegada al plano de lo anecdótico, de lo que fue en un lejano pasado. Cuando nos pregunten nuestros hijos por lo que es un juez, ya no tendremos serios referentes en activo a los que referirnos y salir airosos de la pregunta. Imagino el daño que se hace a una profesión, aunque imagino también a Garzón muy por encima de todo esto, puesto que alguien capaz de sentar en un banquillo de acusados a personajes como el dictador chileno de quien obvio el nombre sólo puede pensar en otros términos, muy por encima de la España de charanga y pandereta que nos rodea. Caen los mejores y se erigen los más burlescos personajes de una escena que ya ni tiene gracia, ni credibilidad y que ni siquiera entretiene, sino más bien preocupa.