Nobel de la Paz

Este reconocimiento, usualmente era otorgado a personalidades que en este mundo han hecho algo por la Paz. Lo acontecido en estos días en donde ese reconocimiento ha sido asignado a la Unión Europea no puede sino sorprendernos. No tanto por la figura que ha sido reconocida sino por el mecanismo que hace que las instituciones hegemónicas, entre ellas mismas, se repartan los galardones como forma de imposición del valor de las estructuras de pensamiento, las palabras y los hechos. Este mundo, que se vende como global y homogéneo, encuentra en estas tretas la manera de seguir siendo fiel a esta idea de la no-diferencia. Además esto acalla todos aquellos otros posibles modelos cuyo camino es el del esfuerzo hacia una mejor convivencia social. Será por personas en este planeta a quienes reconocer su labor en pro de la Paz o los Derechos Humanos...
Así de este modo, mediante estos mecanismos se genera una mayor presión ante la sociedad mundial, se implanta un modelo validado desde el poder, basado de nuevo en la economía y que todos asumimos como válido en la creciente neblina de ruido mediático. Es muy penoso que estos reconocimientos no se otorguen a quienes realmente lo merecen, que son muchos. Esto viene a ser una prueba más de la desfachatez con la que actúa el modelo dominante, apropiándose de todo cuanto le sea necesario para permanecer vivo, hoy que más que nunca huele a podrido.

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