La aceptación del despilfarro

Hace ya algunos años que, con el ruido de fondo permitido que genera una crisis económica como la que atravesamos, nos encontramos con situaciones e imágenes en las grandes ciudades de nuestro país que pensábamos nunca iban a llegar o pertenecían a los fotogramas de nuestras películas favoritas. La recogida de chatarra o el vaciado de contenedores (tan políticamente correctos y sostenibles que nos hacen dormir mejor cada noche por reciclar nuestra propia porquería) son un ejemplo de ello. Aceptamos, desde nuestra cómoda posición estos acontecimientos, estas escenas que se suceden en nuestra calles cada día y a cada momento. Esto sólo revela nuestra aceptación a lo que ya es cotidiano: el despilfarro, consecuencia de un consumo excéntrico y naturalizado.

                                                Imagen de Joan Cortadellas (elperiodico.com)

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