"El nivel de adormecimiento es muy peligroso porque conduce al desinterés más absoluto por lo público y por lo solidario. Nada es mío y, por tanto, nada tengo que hacer por mejorarlo. (...) Es ese conformismo culpable, el que ha hecho que la ética en la gestión pública sea considerada hoy en día por muchos como una monserga moralista que ni siquiera los más puros se plantean porque si lo hacen serán tachados de románticos trasnochados o utópicos impenitentes. La corrupción, especialmente la ideológica, ha penetrado en las mentes de muchos y asistimos impávidos a una especie de aniquilación moral controlada por algunos medios de comunicación, económicos y políticos que nos hacen olvidar la esencia del compromiso y de la responsabilidad como bases del sistema democrático."
 
Garzón, B. en Reacciona, VV.AA. (2011), Madrid, Aguilar. 

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