Muchas veces hemos escuchado eso de: "ya no sé donde vamos a llegar". Pues...ya hemos llegado. En este devenir social, donde la falta de referencias dignas y la ceguera ante la tecnología nos hablan de un suceso terriblemente grave: el de una joven francesa que graba su suicidio en internet. Una manera harto estúpida de llamar la atención de aquellos que estuvieron al otro lado de ese profundo mar que cada día engulle tanta energía de tantos jóvenes, que vacían las plazas para llenar las pantallas. No es gratuito que este fenómeno de internet, las redes sociales y los anonimatos se lleven por delante a muchos jóvenes frágiles que tiene muchas dificultades para enfrentarse a la vida real, situándose en un universo paralelo en donde todo es posible y, sobre todo, el no sentirse más frágil. Ya no hace falta llegar a ningún sitio. Oceáne, con 19 años ya ha llegado y no hay vuelta atrás. Lo increíble es que sigamos adorando estos universos para-lelos sin medida ni educación. Grave, muy grave.
 
 

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