"En medio de aquel caos político, de la convulsión social, de la lucha y el embrollo de valores, alguien creía firmemente que el futuro del país y del mundo se basaba en la educación de los niños. ¿Puede comprender lo que representaba? En mitad de la hecatombe que vivía nuestro país, y que pese a nuestra edad ya intuíamos, mientras la gente se mataba a golpes en la calle, la bombas de los atentados obreros desollaban empresarios, las pistolas de los sicarios de los industriales mataban trabajadores, y asesinos institucionalizados ya preparaban el desgarramiento de la República; mientras todo esto pasaba, había unos hombres y unas mujeres que ejercían y daban sentido a una de las palabras más preciosas que se pueden encontrar en cualquier diccionario: magisterio."
 
Llach, L. (2012), Memoria de unos ojos pintados, Barcelona, Seix Barral.

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