Tomando las palabras  de Hussein, en su libro Vertiente sur de la libertad, 1989,Icaria; donde comenta que a la producción no le incumben los equilibrios vitales propios del hombre y que a cambio es lanzada únicamente en persecución de los fines materiales que se propone alcanzar y de los medios para lograrlo, la producción es cada vez más indiferente a la plenitud de la vida. Así  la lógica del capitalismo está operando una serie de rupturas con el medio vital en el que primero se ha desarrollado; largando algunas de las principales amarras que lo anclaban a la revolución individual y por medio de las cuales se alimentaba de todas las virtualidades creadoras de dicha revolución, para ir encogiendo poco a poco el campo de esas virtualidades y atentando así contra la integridad misma del individuo. 
Podríamos preguntarnos si a cambio se nos ofrece todo un abanico de propuestas mesiánicas y revitalizadoras (efecto New Age) de esa fuerza interior, donde el individuo parece encontrar su resguardo donde expandir esas necesidades, sacrificando su naturaleza solidaria y social.
De este modo se produce una desactivación del tejido social, surgido desde el principio de la humanidad. Lo peligroso es que cada día son más dichas propuestas e intentan abarcar cualquier estadio de la vida cotidiana, cubierto anteriormente por la pertenencia el grupo y la pervivencia de los mitos.
Es así como nos situamos en un mundo asocial, desmembrado e inconexo con la paradoja holográfica de las amplias redes de comunicación como telón de fondo. Y no es un efecto generado de forma espontánea, está totalmente premeditado para la desvirtualización de lo social como fuerza inherente al ser humano. Por tanto, ¿nos deshumanizamos cuando pareciese que estamos buscando lo contrario? Esas búsquedas en nuestro interior de aquello que no logramos entender, que es la vida, antes explicadas en los mitos de grupo, ahora corre a cuenta de cada individuo y de sus tretas para lograr descodificar su entorno próximo y espiritual. No será tarea fácil, si no tenemos con quién compartirla...


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