" El poder utiliza, por lo demás, medios espectaculares para señalar su asunción de la historia (conmemoraciones), exponer los valores que exalta (manifestaciones) y afirmar su energía (ejecuciones). Este último aspecto es el más dramático, no únicamente porque activa la violencia de las instituciones, sino también porque sanciona públicamente la transgresión de las prohibiciones que la sociedad y sus poderes han declarado inviolables."

G. Balandier en su texto El poder en escenas (1992) parece que estuviese hablándonos de la realidad actual, donde se exhiben sin miramientos ni pudor unos mecanismos de control social y represión dignos de otras épocas. Todo ello, por el bien común y con un discurso de adulación científica bajo el que ampararnos como salida ante una crisis que va más allá de lo sanitario. Libertades individuales que se sacrifican pr la comunidad únicamente cuando al Estado le conviene. Es el caso de las elecciones catalanas convocadas en estos días y en donde la constitución de las mesas electorales está suponiendo algunos dolores de cabeza a nuestros dirigentes. Personas que argumentan ante esta pandemia nunca antes vista, su negativa a formar parte de esta teatralidad política por miedo al contagio. Miedo lícito que pone de manifiesto el bien asentado discurso institucional generado por la maquinaria informativa. El ciudadano tiene derecho a decir que no, y más en esta situación donde se le está prohibiendo salir de sus municipios y desplazarse el mínimo posible, cuando su única salida es al trabajo (quien no teletrabaja) y, ahora se le obliga a formar parte de la teatralidad electoral con la amenaza de represalias judiciales...No es una novela de P.K. Dick lo que aquí se escribe, es la realidad...

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